viernes, 20 de noviembre de 2009

Presentación del libro Las Muertes Chiquitas.


El libro Las Muertes Chiquitas es un elemento más dentro del proyecto más amplio que lleva el mismo nombre. Podríamos decir, es una estrategia para narrar el proceso de desarrollo del proyecto. ¿Cómo tiene que ser esta narrativa si tomamos en cuenta que se trata de múltiples experiencias, de un caleidoscopio de subjetividades que se despliegan aparentemente en un mismo plano de la realidad y sin embargo, todas provienen de mil suelos distintos, millones de raíces y otras tantas maneras de nombrar o verbalizar lo que son? Las experiencias de la artista en el contacto con otras personas, otros suelos, otras raíces…todo se multiplica, se divide y se encuentra, para volver a dispersarse hasta el infinito. Es decir, se trata de narrar algo sabiendo que el final no existe; o mejor dicho, desear que el final sea una culminación, un gran orgasmo, pero darse cuenta de inmediato que una estructura fragmentaria no permite una sola culminación, una verdad, una única definición, una sola finalización; sino más bien, se trata de no abandonar nunca el ámbito del plural: los fragmentos, los orgasmos, los finales…en pocas palabras: “las muertes chiquitas”.
 Para lograr este propósito, el libro que hoy presentamos emplea una pluralidad de lenguajes y enfoques. Aunque se trate básicamente de la imagen y el texto (es lo que el formato de un libro nos permite), dentro de estos dos elementos se exploran una multitud de posibilidades. La imagen: fotos de las mujeres entrevistadas, fotos de esténciles, fotos de periódicos y otros libros, imágenes de textos fotocopiados, fotos de materiales de trabajo, etc. El texto: ensayos, reflexiones, teorías, poemas, canciones populares, hasta las reflexiones filosóficas plasmadas en el efímero soporte del papel picado…El texto como imagen (el mejor ejemplo es la portada del libro; o más ampliamente, el neón rosa mexicano que es una de las imágenes principales del proyecto) y la imagen como texto (me refiero a algunas fotos de textos con sus manchas, partes subrayadas y las reflexiones añadidas por parte de la artista). Todas estas variaciones y matices giran alrededor, una vez más, no de un solo tema, sino varios: erotismo, violencia, vida-muerte, identidad…En un momento pensé que lo que realmente podría funcionar como un único centro es el tema de la mujer. Sin embargo, releyendo el contenido, he descubierto que si bien las voces narrativas son femeninas, sus discursos no necesariamente se limitan con su ser mujer, sino se amplían, bifurcan, se trasvisten y muchas veces, cambian de sexo en una operación discursiva reveladora e inquietante. Tal vez uno de los centros de gravedad de este libro, que con su fuerza de atracción recoge todas estas experiencias, sea la artista misma, cuya mirada a través de la cámara genera todos estos retratos, o mediante su particular forma de contar, matiza la multiplicidad de historias escuchadas; la artista que se conoce y reconoce a sí misma a través de este ejercicio de las finalizaciones imposibles, de la culminación fragmentaria, de las palabras que surgen como un orgasmo liberador después de largos momentos de silencio.
 Helena Braunštajn




1 comentario:

  1. "La película ilustra la verdad de que en un sistema dominante, en todo sistema dominante ( que por ello deviene masculino), la feminidad es la que encarna la reversibilidad, la posibilidad de juego y de implicación simbólica", refiriéndose a una película de Pasolini, Baudrillard, podría referirse también a Las Muertes Chiquitas, respecto a aquello que lo masculino como "sistema dominante" no ha dominado la reversibilidad, lo femenino.

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